16/07/2018 11:06 am
En “El Bosque” se encuentran historias de todo tipo. Allí, sentados bajo un árbol un anciano me contó una experiencia que había vivido. Años atrás, cerca de una laguna donde solía ir a pescar siempre se cruzaba con dos niños muy despojados en su vestimenta que le pedían comida. Era evidente en sus físicos que no estaban bien alimentados. Como la laguna era generosa en cada encuentro -casi diariamente- les regalaba algunos pescados. Así, pasaba el tiempo viviendo la misma escena. Hasta que un día vio que no podían esos niños estar atados a su generosidad o suerte. Algun dia dejaria de ir a la laguna y ¿que sería de ellos? Finalmente, en una mañana soleada como tantas, decidió llevar un juego de redes que le sobraba. Cuando los niños, siempre hambrientos y felices a sabiendas que recibirian alimento llegaron hasta la orilla, el hoy anciano nos cuenta que los recibe con una sonrisa. ¡Hoy no tengo pescado para darles! les dijo. Y antes de notar el gesto de perplejidad en los rostros de los niños, completa la frase: ¡hoy les traje como regalo un juego de redes y mi tiempò para enseñarles a pescar! De inmediato, muy sorprendidos y dubitativos, dieron las gracias.
Y?, le pregunté al anciano esperando el desenlace de su historia. ¡Nada, desde ese dia solo nos cruzábamos algunas veces cuando ellos iban a pescar. Desde ese dia me despreocupe ya que me di cuenta que podrían vivir solos sin mi ayuda. Después de un tiempo no los vi más. Pero siempre los recuerdo con felicidad al saber que darles las redes y enseñarles a pescar fue un poco mostrarles un camino para sus vidas!.
En ese momento comprendí que la historia contada por el anciano no era épica o excitante. Es curioso, cómo entregar una red y conocimiento puede transformar la vida de las personas. Bueno, tal vez algun dia podamos ser como el anciano para entender que podríamos estar muy cerca de metas que parecen tan lejanas.