23/03/2020 4:32 pm
Solcito: Walli y Eduardo atienden a sus vecinos en el barrio San Carlos, La Plata.
Desde hace algunos años sostengo con mucha convicción esta idea. Lo digo todo el tiempo: hay que comprar en el barrio. Y en estos momentos –forzados a quedarnos en casa- es muy oportuno contarles cuales son las razones por las que es muy importante sostener la vieja práctica de ir a comprar al “almacén de la esquina”, con Coronavirus o sin Coronavirus. Podemos dar distintos fundamentos y señalar las ventajas de este modo de consumir. Los sintetizamos en ocho puntos:
1.- Las grandes cadenas de hipermercados en la Argentina se instalaron dentro de los grandes centros urbanos desde 1.990. ¿Antes de esa fecha no consumíamos?
2.- En el comercio del barrio o pequeño supermercado con verdulería, almacén y carnicería; se concurre a comprar lo que se sabe de antemano que se necesita. Los grandes supermercados se recorren como un paseo y se decide comprar bienes con el golpe de vista, consumiendo más de lo que originalmente necesitábamos.
3.- Es una estadística mundial que el 33 % de los alimentos producidos se pierden antes de ser consumidos (diferentes razones) como lo muestran diferentes investigaciones como las de la FAO, los trabajos de Tristam Stuart, entre muchos. Cuando compramos encandilados por la vista y el canto de las góndolas, es muy común que de tanto comprar, luego muchos alimentos terminan olvidados en el fondo de la alacena o tapados en la heladera. Un dia revisando los descubrimos y nos damos cuenta que vencieron. Asi tiramos alimentos que nadie consumirá desapareciendo el supuesto ahorro hecho al comprar mucha mercaderia en las grandes tiendas.
4.- Al comprar en el “almacén de la esquina”, ahora comúnmente llamado “negocio de cercanía”, vamos con la idea de comprar lo que efectivamente necesitamos, evitamos futuros desperdicios, y ahorramos dinero.
5.- Los supuestos precios más bajos de los hipermercados son en general un mito o hábil picardía en la política comercial: colocan algunas rebajas sabiendo que no solo esos productos serán comprados sino muchos más. Son además, quienes primero aumentan precios porque cuentan con información sofisticada sobre la marcha de la economía y los mercados. El “almacén del barrio es el último en aumentar” porque no cuenta con la mismo nivel de información económica y él está atado realmente al poder de compra del consumidor ya que estos no van a su negocio como un paseo.
6.- Comprar en los comercios del barrio implica además: generar empleo para muchas personas que viven en el barrio; evitar gastos de movilidad para quienes trabajan allí y compran allí; se mantiene activa la vida social en el barrio donde se reside. Al descentralizar el consumo se evita concentración y movilidad que genera problemas de tránsito y gastos de combustible.
7.- Comprar en la verdulería, carnicería, almacén del barrio implica conocer a esos comerciantes, que seguramente serán también nuestros vecinos. Mantenemos la confianza, hablamos con ellos, hacemos bromas, comentamos lo que pasa en el barrio. Reproducimos empatía.
8.- Los medios de pago electrónico que requieren solo contar con un celular –con varias empresas que dan el servicio- permite al negocio del barrio competir en medio de pagos con los grandes negocios. También los comerciantes de barrio deberán comprender que contar con estos medios digitales para cobrar les permitirá aumentar su número de clientes ya que cada vez menos se utiliza el dinero efectivo.
Los fundamentos dados para comprender los beneficios de comprar en cada barrio aquellas mercaderías que consumimos diariamente, pueden ceder en determinados casos y es atendible. Si un grupo familiar es numeroso, muchas veces comprar en un mayorista hace la diferencia porque su consumo es grande. Pero, la verdad, ir al super o hipermercado se constituyó en una cultura, que va más allá de los actos de consumo para necesidades primarias, aun tratándose de una persona que vive sola, o círculo familiar. Vamos con el chango cada vez más grande comprando a ciegas sin saber todo lo que perdemos por no ser más inteligentes en nuestra forma de consumir.
En forma insólita y sorpresiva el Coronavirus nos obliga a retomar un hábito para muchos abandonados: comprar en el barrio. Cuando la tormenta pase, continuemos con esta práctica y con el tiempo veremos que los beneficios individuales y sociales son importantes.
Sergio R. Palacios