La tragedia educativa desembocara en tragedia laboral.

19/08/2018 8:58 pm

Sergio R. Palacios. Director y editor de El Bosque.

En la década de 1990 Guillermo Jaim Echeverry publico un libro llamado “La tragedia educativa”. Ese titulo se popularizo desde entonces para sintetizar el largo deterioro, que parece difícil de frenar, del sistema de educación publica, pero que también se vincula a la decadencia de nuestra sociedad que aparece como responsable del desinterés por el destino de sus hijos. De eso se trata, si la educación se deteriora, la calidad de vida de nuestro hijos es la que caerá. La falta de comprensión y visión de futuro es lo que hace que un país se duerma en los laureles. Esta idea de que las sociedades cambian pero que sus sistemas de vida pueden estancarse sin costo alguno es lo que impide comprender que -entre muchas cosas- el sistema educativo que era apropiado a principios del S XX, ya hace rato que es absolutamente inocuo para el S XXI. Pero con el agravante que los liderazgos que viven del eslogan y se benefician siempre en el status-quo, resisten los cambios y mantienen vivo en el imaginario colectivo las bondades de algo muy bueno en otros tiempos pero que hoy esta condenando a millones a caer por un barranco en el futuro cercano. Recién hoy con el problema en la puerta de nuestras casas debemos afrontar reformas urgentes. En este sentido, el proyecto “Secundaria 2030” aprobado a fines de 2017 por el Consejo Federal de Educación en forma unánime marcha a un cambio de paradigma, muy atrasado en nuestro país. Nuestros niños y adolescentes desde la escuela inicial hasta la secundaria están siendo educados para un mundo inexistente, que solo esta en los libros de historia. No estamos formando ciudadanos ni dándoles las herramientas para desarrollar sus vidas. Trataremos de ilustrar esta afirmación.

Alejandro Melamed, cuenta en su libro “El futuro del trabajo y el trabajo del futuro” (ed. Planeta, 2017), que “… en 1982 la computadora Osborne Executive pesaba 12 kg, valía 2500 dolares estadounidenses y tenia una capacidad de 124 KB, y veinticinco años después , en 2007, el IPhone 1.0, pesaba alrededor de 100 gramos, valía 500 dolares, procesaba a una velocidad 150 veces mayor que su predecesora y tenia una capacidad de 4 GB e innumerables aplicaciones, para 2032 se espera que estas tecnologías comunicaciones sean ubicuas, es decir que no se necesiten aparatos físicos porque todo estará en la nube, su uso sera absolutamente gratuito y la memoria, infinita…”. Pues bien, en todo ese proceso sintetizado en la evolución de los aparatos como PC o procesadores para comunicación como el IPhone, pensemos que en la Argentina, entre el señalado año 1982 hasta diciembre de 2018, las carreras universitarias mayoritariamente demandadas son siempre las mismas. La Universidad Nacional de La Plata (UNLP) al finalizar el 2017 dio a conocer la cantidad de inscritos a sus algo mas de 110 carreras. En total se inscribieron unas 30.000 personas. Como en 1982 en 2018 entran a estudiar una mayoría abrumadora a: Derecho, Arquitectura, Medicina, Ciencias Económicas, Humanidades y Psicologia. Todas carreras de la era de la “computadora Osborne Executive”. En cambio, aquellas carreras del futuro, las de la era del IPhone y “la nube” y otras cuestiones vinculadas a las problemáticas actuales y del futuro, tuvieron como inscritos:  Agronomia-215; Ciencias Exactas-615; Ciencias Naturales-539; Informática-904; Ingeniería-1620. Las cinco carreras mencionadas, con mucho presente y mayor futuro totalizan juntas 3.893 alumnos ingresantes; apenas 400 alumnos más que solo una carrera como Derecho.

La elección de esos jóvenes es el resultado de un mundo imaginario heredado de sus abuelos y padres. Los que como yo estudiábamos Derecho en 1982. Entre 1982 y 2018 en el mundo y las sociedades cambiaron todo. Nada es igual a antes, para bien o para mal. Pero en forma increíble acompañamos hoy hasta el borde de un barranco a los jóvenes que caerán en un precipicio sin trabajo y frustración. Las reformas en la primaria y secundaria son mas que urgentes. Ademas de los problemas que los cambios tecnológicos nos depararan, como la robotización, no podemos sumar nuestra falta de visión y coraje en cambiar los paradigmas hace mucho caducos. En el mundo se preparan para estos cambios, hoy muy avanzados. Nosotros seguimos durmiendo bajo los efectos engañosos y perversos de repetir como loritos visiones de un pasado que hoy actúan como una condena para los jóvenes.